El Real Madrid de los García se metió en las semifinales del Mundial de Clubes tras derrotar al Borussia Dortmund una exhibición en la primera parte. Marcó primero Gonzalo y luego Fran (García Torres ambos), canteranos, españoles y residentes en Madrid. El delantero se ha ganado a pulso la camiseta de titular y el lateral, que ha disputado todos los minutos del Mundial, hizo su mejor partido de blanco. En la segunda mitad Xabi Alonso dio orden de dormir el partido, quitó del campo a los apercibidos Vinicius y Bellingham y dio otra media hora a Mbappé con vistas al duelo de semis ante el PSG. Acortó distancias Beier en el 92 y el propio Kylian hizo el 3-1 con un golazo de tijereta en el 93. Vendría después el postrero penalti de Huijsen, con expulsión incluida, y el definitivo 3-2.
Un, dos, tres, Mbappé suplente otra vez. Repetía once Xabi Alonso y era ya el tercer partido en el que salían los mismos en el Real Madrid. Al tolosarra le ha gustado lo que ve y prefiere no tocar ningún cable no vaya a ser que la máquina se escacharre. Eso significa que Gonzalo, que se ha ganado cada minuto que juega con goles, trabajo y talento, repetía otra vez como acompañante de Vinicius en la delantera. No hay debate con Mbappé. Cuando esté, será titular. Pero es que todavía no está. De ahí hacía atrás repetían en el centro del campo Valverde, Bellingham y Güler. Igual que los de atrás: Trent, Huijsen, Tchouaméni, Rüdiger, Fran García y Courtois.
De salida vimos la primera sorpresa de Xabi Alonso. Un sistema 4-1-3-2 con defensa de cuatro y Tchouaméni como mediocentro único. Por delante Güler, Valverde y Bellingham se repartían el espacio, mientras que Gonzalo y Vinicius se mantenían emboscados entre los zagueros del Dortmund. Y precisamente los alemanes dieron el primer susto a los cinco minutos con un cabezazo de Brandt que se marchó fuera.
Respondió el Real Madrid con una transición rápida que nació de los sedosos pies de Huijsen. El central filtró un pase imposible a Fran García, que recorrió su banda siniestra y puso un pase tenso para Gonzalo, que apareció por el segundo palo y no atinó a rematar bien porque se comió el bote. Repitió acción ofensiva Fran García, destacadísimo, que asistió al área a Vinicius. Un zaguero del Dortmund abortó la acción.
Torpedo Gonzalo
El Real Madrid volvía a ser más de izquierdas que Zapatero. Pero con las ideas más claras. Fran García, travestido de Marcelo, percutió por tercera vez por la zurda. Su centro generó un despeje que cayó en los pies de Güler en la frontal. El turco, sin que nadie se le acercara como si le olieran los pies, levantó la cabeza y la puso al primer palo. ¿Y saben quién apareció por allí? Efectivamente, Gonzalo García. Ganó la espalda a su par, se anticipó, se perfiló y la colocó tranquilamente con el empeine para hacer el 1-0. Xabi Alonso lo celebró como si el pase lo hubiera dado él.
Ya es un clamor que se va a quedar en la primera plantilla y que le ha quitado su silla a Rodrygo, a Brahim y a Endrick. Vamos, que se va a quedar en la primera plantilla con más derecho que nadie. O con el mismo que cualquiera. El gol de Gonzalo desató a un Real Madrid que comenzó a gustarse. Los laterales seguían altísimos sin necesidad de tener la defensa de tres centrales. Tanto que en el minuto 20 Trent se asomó dentro del área derecha, aprovechó un pase filtrado por Gonzalo y se sacó una asistencia medida para que el otro lateral, Fran García, llegara por sorpresa al área y para marcar el 2-0.
En pleno huracán madridista Bellingham perdonó el 3-0 en una contra que finalizó con más egoísmo que Pedro Sánchez cuando tenía solitos a Gonzalo y a Vinicius. El Real Madrid volvía a firmar media hora para enmarcar. En la pausa de hidratación Xabi Alonso insistió a los suyos en un mensaje simple: seguid igual. Y siguieron. Y en el 40 casi cae el tercero a la contra. La inició con la mano Courtois, la continuó Güler con un pase de exterior y la finalizó Vinicius con una vaselina que se marchó fuera por muy poquito.
El Madrid se desata
Con esa ocasión y la sensación de dominio abrumador del Real Madrid nos fuimos al descanso. Ah, y la sensación, aún más importante, de que Xabi Alonso ha conseguido reconstruir en dos semanas lo que Ancelotti destrozó en un año. Regresamos del intermedio con tres cambios en el Dortmund. Su entrenador se lio la manta a la cabeza y buscó la puerta grande o la enfermería. No se inmutó el Madrid, que quiso hacer con el partido lo que la Chivite con el eurodiputado: dormirlo.
Lo consiguió porque en el primer cuarto de hora del segundo tiempo no pasó nada. El duelo era un documental de ver crecer la hierba. Beier probó a Courtois en el 60 con un tirito raso y flojo. Respondió el Real Madrid con un tiro soberbio de Tchouaméni que se topó con el larguero. No esperó más Xabi Alonso para mover el banquillo mientras el VAR chequeaba una posible roja a Yan Couto por una patada de Karate Kid a Fran García.
Se fueron Trent y los apercibidos Bellingham y Vinicius para que entraran Ceballos, Modric y nada más y nada menos que Mbappé. Valverde pasaba al lateral y Kylian arrancaba desde la izquierda. El francés la tuvo en el 74 en una acción individual con dos requiebros en el área que sacó con su corpachón y su buena salida el meta Kobe.
Fue la única ocasión del Real Madrid en toda la segunda mitad porque así lo había querido Xabi Alonso. El plan era que no ocurriera nada y no ocurrió. O al menos hasta los minutos de prolongación. Fue un final de locura. Empezó con un lio de Rüdiger con un mal despeje para que Beier marcara el 2-1. Las dudas las despejó Mbappé con un golazo de chilena en el 93.
O eso parecía porque también Huijsen cometió el error de agarrar a Guirassy y provocar un penalti que le costó la expulsión y las semifinales. Con el definitivo 3-2, un paradón postrero de Courtois y un final de locura los de Xabi Alonso se marcharon al vestuario con un sabor agridulce. El Madrid lo había tenido todo bajo control pero el descontrol de los minutos de añadido puede costarle muy caro al equipo ante el PSG.
Al final, el Real Madrid abrochó la victoria ante el Borussia Dortmund y se metió en semifinales. Allí espera nada más y nada menos que el todopoderoso PSG de Luis Enrique, el equipo del año. Ya saben, el Madrid no será favorito. Vale. Pero el Real Madrid siempre es el Real Madrid, ojito. Y eso lo sabe Luis Enrique mejor que nadie.